lunes, abril 16, 2012

Sermón*

La vida es más simple de lo que uno cree. O al menos esa es la chiva que te meten cuando te sientes fatal por alguna razón, independiente si es conocida o desconocida.
He pensado bastante en mi situación actual y he llegado a la conclusión de que si sigo mentalizada como estoy, llegaré al suicidio (tal vez no tanto, pero mi desgaste cerebral es más grande de lo que pensé).
Alguien hace un par de días me reclamó mi gran falta de interés en interactuar con él. Yo le respondí que mis prioridades siempre iban a ser las mismas y que mientras no sintiera una gran necesidad de compartir con él, no lo iba a llamar ni tampoco iba a pedirle que nos juntáramos.
Sonó super mala onda, pero era la verdad. No pude mentirle ni se me ocurrió excusarme así que tuve que enfrentar una especie de sermón... Fue bastante extraño sentir un poco de incomodidad al ir leyendo las palabras que iban apareciendo en los mensajes privados de mi facebook pese a que yo siempre supe lidiar con eso bastante bien. Esta vez fue distinto porque encontré que este personaje tenía razón en muchas cosas y también porque me percaté de que se había dado cuenta que para mi su existencia no significaba mucho más que alguien para pasar el rato y sacarme el empacho.
Por un instante me sentí como la mierda misma, fue como si me hubiese caído un balde de agua fría sobre la cabeza y quise detener la conversación y mandar todo a la mierda pero no podía ser más injusta. Así que aguanté estoicamente y respondí sólo cuando la otra persona terminó de desahogarse. Una vez terminado el discurso, lo releí... Y misteriosamente dejé de sentirme mal porque este personaje tenía completamente asumido su significado en mi cerebro, y aunque se esfuerce toda la eternidad nunca podrá cambiar mi parecer. Porque según él existían dos opciones: la primera de ellas era que yo tenía miedo de enamorarme de él porque la diferencia física entre ambos es bastante evidente (insinuando que yo era una mina muy superficial...), y la segunda porque simplemente mi orgullo era demasiado grande como para asumir que era un ser vulnerable y que necesitaba de alguien que me diera amor de pareja.
Me extrañé porque sus teorías no eran tan alejadas de la realidad pero faltaba la autocrítica dentro de todo esto.
¿Por qué no quiero avanzar a algo más serio contigo? No sé si recordarás cuando decidiste retomar una relación del pasado, sin importarte mis esfuerzos en ser más demostrativa y afectuosa. Te dije que NUNCA volvieras a buscarme. Y ante la primera provocación, ¿qué fue lo que hiciste? Te acordaste de que yo estaba sola y pensaste que todo volvería a ser igual que antes. Así las cosas son bien fáciles... No pues guachito, las cosas no funcionan de ese modo. Al menos no en mi mundo, así que como decidiste entrar en mi juego, tienes que adaptarte a mis reglas y no quejarte puesto que aceptaste todas mis condiciones sin siquiera pensarlo. Si te arrepientes puedes volver a irte, pero sé que cuando te hable "inocentemente" regresarás porque para ti represento un desafío. Algo que no has podido conseguir sin importar el esfuerzo que has hecho.