A pesar de haberlo rechazado en el momento en que vi el par de argollas en la mesa, igual terminó en el bolsillo de mi abrigo.
Hasta hace poco sólo quería regresarla a la persona que me la dio, pero bueno, fue algo difícil debido a que hubo un distanciamiento físico bastante grande. Ayer después de todo ese tiempo por fin tuvimos la oportunidad de aclarar la razón tras ese regalo, y aunque nunca lo usaré, decidí conservarlo guardado en donde ha estado todo este tiempo. Es como la amistad que tengo con quien me lo dio. Puede pasar mucho tiempo o muchas cosas, pero siempre hay risas y buenos momentos y pesan mucho más que las confusiones que podrían haberse dado...
Supongo que si he madurado un poco.