Amistad

Yo hasta hace poco tiempo, siempre me había cuestionado si es que acaso era una buena amiga. Porque mi grupo siempre se termina reduciendo, quedando poca gente a mi alrededor... Y el resto simplemente se iban para nunca más volver, dejándome con un sentimiento amargo y complejo. Esa sensación espantosa de ver que las flores de tu jardín que tanto has cuidado, incluso más que a ti mismo, se marchitan.
Pero, a pesar de eso, hay gente que se instaló en mi jardín y que decidieron crecer conmigo día a día... Personas a las cuales si algo les sucede, yo moriría con ellas. Igual mi jardín no es muy grande. Hay flores que se murieron, y otras que simplemente fueron trasplantadas a otro lugar en el cual dejaron de depender de mi. Decidieron partir y dejarme atrás.
Hay flores que llevan mucho tiempo conmigo y hay otras que llevan poquito pero me conocen y me comprenden tan bien, que me siento a gusto.

Y siguiendo con eso, hay una flor que crece conmigo a la par. Una hermosa flor que cada día me hace más feliz, incluso ver que de pronto es su sombra la que me cubre y me deja ciega. Quizás suena un poco mal, pero no. Esta flor en cuestión es la que me ayuda a sobrellevar cada día, evitando que me encierre a pensar en tonteras. Ahora es mi turno de ayudarla, pero siento que a veces mis palabras no son suficientes, pero no sé como compensarlo con acciones.

Bueno, me quedo tranquila porque sé que ella sabe que intento hacer todo lo que está a mi alcance.