miércoles, marzo 06, 2013

Summertime*


Como todos los veranos cada vez que vengo al Tabo, curiosamente duermo muy bien y tengo sueños muy bonitos aunque nunca los recuerdo, y si llego a hacerlo se me olvidan en un santiamén. No sé a que se deberá ni tampoco le intento buscar una explicación lógica porque en verdad dudo que encuentre algo que se relacione de forma más menos científica. A lo más podría pensar que mis sueños son bacanes por mi estado de relajo máximo y lo silencioso del ambiente.
La cuestión es que como todos los veranos, tuve un sueño muy vívido. Tanto que apenas me desperté lo escribí en un block para que no se me olvidara.
Sueño de verano, 16 de febrero.
Iba a un carrete en el que no conocía a nadie. Era en una casa gigantesca, super peloláis, en la que habían dos minos que según yo eran gays. Uno me resultaba familiar porque lo había visto en la tele (Sebastián Layseca), y el otro era guapo… Pero ni tanto al final. La cosa es que este último era bastante desagradable y nos echaba del carrete, pero el de la tele decía que no hiciéramos caso y que nos escondiéramos en la casa. Mi acompañante no recuerdo muy bien quien era, pero era alguien perteneciente a mi círculo cercano. Esa persona se fue con el mino de la tele y yo me quedaba sola en el centro del salón y no cachaba bien hacia dónde tenía que ir, hasta que escuché unos pasos que se aproximaban y divisé unos ventanales cubiertos por unas cortinas que llegaban hasta el piso. Me escondí detrás de ellas con la tincada de que la había hecho de oro y que pasaba piola, pero me equivoqué… Me pilló una anciana coreana (al parecer debo dejar de ver doramas porque influencian hasta mis sueños xD) que me tomaba del brazo y comenzaba a interrogarme hasta que llegaba nuevamente el gay de la tele y me llevaba hasta una pieza que estaba super desordenada y me explicaba que la señora coreana era la “abuela” del otro tipo y que odiaba a toda persona que se acercara a su nieto temiendo que todo el mundo se juntaba con él sólo con afanes de estafarlo (doramamodeon*).
Me recosté sobre unos cojines que habían en el suelo y me quedé dormida, hasta que apareció el señor desagradable, despertándome y preguntando por qué seguía ahí, si me había echado de la casa hace tanto rato. Ahí le digo que el otro gay dijo que podía quedarme y además que se había ido con mi acompañante por ende tenía que esperar para poder salir de ahí. Don desagradable se acuesta y comienza a dormir; yo me quedaba ahí hasta que despertó nuevamente y le pregunté su nombre. Me dijo que se llamaba “Eduardo” y que todo lo que tenía y que veía ahí le pertenecía a su “abuela”. A mi en realidad me daba igual eso porque no quería nada además que ya era hora de que me fuera a mi casa. Él responde que sí, debía largarme porque yo era una persona demasiado rasca para permanecer más tiempo ahí. Fue en ese momento en que me piqué y salí; aunque había un problema, porque una vez afuera de la casa noté que había nieve por todos lados y no tenía idea hacia dónde tenía que caminar para encontrar la salida. Opté por caminar en línea recta y después de un rato me topé con una manada de lobos. LOBOS! Traté de devolverme pero uno de los lobos comenzó a seguirme y aceleré el paso, pero mientras más rápido avanzaba, más se reducía la distancia entre el lobo y yo. Finalmente me alcanzó y cuando según yo no había nada más que hacer… Apareció “Eduardo”, que espantó al lobo y me salvó. Me levanté molesta porque no había pedido su ayuda y le exigí que me indicara como salir de aquel lugar…
Laguna mental. No recuerdo con mucha exactitud lo que vino en esta parte así que no lo relataré.
Estábamos en un boliche super láis, en donde me encuentro con los papás de la Vale tomándose un traguito. En el intertanto yo me dedicaba a buscar un lugar para todos. Me encontré con la Rosario (amiga del Nico de la PUC) y me increpaba por maraca, mala clase y miles de otros apelativos que no tomé en cuenta porque me preocupaba más encontrar un lugar para sentarnos. La cosa es que finalmente logré dar con un lugar para que nos instaláramos dentro del bar. Justo cuando voy a poner mis cosas sobre la mesa aparece “Eduardo” y se sienta. Le digo que yo llegué primero y me siento frente a él. Se ríe de mi y me dice que puede sentarse donde le de la regalada gana porque es el dueño del lugar. En eso que estamos discutiendo, llegan los demás junto con la Rosario y el Nico de la Cato. Me quedé perpleja porque el Nico se sentó al lado mío y comenzó con su actitud cargante de siempre. Noté que “Eduardo” se molestaba un poco con eso y ahí se fija bien en Nicolás. Resulta que se conocían desde chicos porque habían sido compañeros de colegio. En eso llegan Padilla, su pololo y un amigo del pololo que me querían presentar, que viene del norte y es PDI. Este tipo tenía un aspecto de hippie con unos tatuajes que me recordaban la Isla de Pascua. Lo saludo, mientras Nicolás y “Eduardo” casi lo liquidan con la mirada. Como no me importó, me puse a conversar con este nuevo personaje, y pasado un rato decidí que era hora de irme, a lo que el amigo de Padilla dice que me acompañará porque tenemos que follar. FOLLAR… Ahí quedó la pura cagá porque me bajó la rabia y mandé todo a la cresta, dejando a todos botados en el local (incluyendo mis cosas). Caminé por una calle que me era muy familiar, se parecía mucho a la subida para llegar a la casa de mi abuela Lola, pero había bosque a ambos lados. Me percaté que no tenía mi celular y que lo había dejado tirado en el bar, así que resolví devolverme para recuperarlo. La gente seguía ahí perpleja, a lo que entro y tomo mis cosas. En eso “Eduardo” se ofrece a llevarme pero rechazo su propuesta y me voy.
Estábamos en la roca sentados mientras las tías guardaban bolsos en unas camionetas porque habían decidido ir al coipo grande con los niños. Mi mamá me pregunta si yo quiero ir también, pero no estoy muy segura así que decliné su oferta. Ahí me dice que falta que llegue otra camioneta, en donde venía Ramiro y alguien más. En eso aparece otra camioneta, en la que venía “Eduardo”. La Victoria (mi prima chica) apenas lo ve, se baja corriendo de la roca y se va con él. Después de mucho rato vuelve a aparecer y me llama. Me acerco a él, y me dice que debo acompañarlo porque tiene algo que decir y es urgente. Me subo a la camioneta y nos vamos a un lugar muy bonito, en donde hay muchos árboles y pasto. Al centro había una cabaña e indica que debemos entrar ahí. Una vez en el interior de la cabaña, comienza a disculparse por haber sido tan desagradable las veces anteriores, aclaró también que no era gay y que el mino de la tele tampoco lo era. En eso que iba a interrumpirlo, me muestra una pantalla en la que se veían fotos de la Victoria en pelota, llena de marcas y rayados. Ahí me explica que la Victoria se le había insinuado pero que no le hizo nada porque en verdad a él le gustaba otra persona. Fue en ese momento, en            que lo miré detenidamente y me dice que yo era la persona que estaba buscando desde hace tiempo, y que se había dado cuenta cuando vio al Nico de la Cato joteándome en el bar, porque nunca había sentido una rabia tan grande como para querer golpearlo sin razón. Tomé aire y finalmente acepté que a mi también me gustaba mucho, pero que nunca iba a tolerar que me menospreciaran, menos alguien que ni siquiera conozco…
Me besó de una forma tan intensa, que en un momento llegué a pensar que me asfixiaba, pero continuamos hasta que nos lanzamos a una cama que había y nos echamos un polvo de aquellos. Aquí me levanté porque me dieron ganas de ir al baño…
Me sentía muy feliz y muy en paz… Todo había tenido un final “feliz”.
Aunque duró hasta que mi mamá vino a despertarme y me cagó el resto del sueño y por más que me concentré no pude terminarlo la noche siguiente.

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