lunes, noviembre 26, 2007

Comentario n°100


Esta es mi entrada número cien.
Pensé que nunca alcanzaría tal cifra. Pero bueno, ya estamos aquí, así que me largo a escribir alguna cosa no interesante para variar.
¿qué puedo decir esta vez?
Pues, que sigo igual que siempre. O sea, he cambiado, pero no de forma relevante.
Estoy esperando terminar los ramos de la universidad, para irme de vacaciones al fin, no sin antes hacer una linda práctica para la universidad.
Aprovecahré la oportunidad para comentar respecto a algo que leí la otra vez. Como soy una psicópata no asumida (o quizás si), me puse a vagar por el inmenso mundo fotologuero, y llegé a un sitio bastante interesante, de un niño que veo en la universidad (un mechón bioquímico), que escribe, algo que el llama "Textos Vagos".
Leí algunos, y me parecieron bastante buenos... Tiene talento este loco, pensé. Y sipoh, en realidad tiene talento...
Disfruté mucho un texto, que iba dirigido hacia mi género... Donde se hacía un pequeño apartado de cada etapa de la vida de la mujer, desde la más tierna infancia, hasta la adultez.
Bueno, ¿qué puedo decir yo al respecto? Según mi propia realidad, cuando era niña, pensaba en jugar todo el día con mis barbies, y era feliz en ese mundo. Jugaba a la mamá y al papá (aunque nunca hubo papá, por lo tanto, digamos que jugaba a la viuda, o a la vieja solterona XD), a la comidita (tenía toda una batería de cocina, que incluía réplicas de plástico de ciertos alimentos), y obviamente, tonteaba con mis muñecas.
En el colegio no hacía nada más que jugar a la pinta, la escondía, al alto, al pillarse, al luche, y tantos otros que en este minuto no recuerdo. Con los niños no tenía mucha relación salvo para pelear, o cuando los teníamos que pillar...
En la pre pubertad, mi percepción cambió drásticamente. Ya no me gustaba jugar a las muñecas, ni al pillarse, ni a nada de eso, pero comenzó mágicamente a interesarme otro tipo de cosas (tenía unos gustos bastante extraños...) Mientras mis compañeras bailaban techno en la sala, yo pensaba en que quería hacer otras cosas, distintas a la de la masa... Nunca sentí la necesidad de andar con el jumper dos muslos sobre la rodilla de corto, porque encontraba que eso era de puta (wow, a esa edad ya sabía qué era una prosti). Prefería pasar horas leyendo alguna cosa, o haciendo dibujitos de los monos que veía en esa época, como las sailor moon, dragon ball y todas esas series japonesas, que más adelante pasaron a ser parte de mi vida diaria, y del estilo que adoptaría momentáneamente.
En la pubertad misma, se me despertó el amor hacia los niños, pero no de mi edad, porque aún pensaban en correr infructuosamente tras un balón, lata o algo que cumpliese la misma misión. Ya después, me cambiaron de colegio, y entré a uno de puras niñas, lo cual me hizo ver mi cierto repudio a ciertas características de mi género.
Mis compañeras pasaban pendientes del brillo de labios, de que si estaban gordas, flacas, si eran planas o tenían mucho, o pensaban en áquel niño del carteo que iban a conocer a la salida del colegio...
Típico de niñas. Yo por otra parte, me sumergí más y más en el animé, aislándome un poco (un poco mucho), durante algún tiempo. Las cosas seguían su curso... Y yo seguía ahí, feliz con mis amigas en nuestra volá, mientras las otras niñas seguían pensando en formas de verse mejor...
A mi también me picó ese bicho, pero una vez en primero medio. ahí descubrí que tenía que tratar de hacer algo con mi apariencia, así que de a poco fui dejando de lado mis accesorios de niña chica, e intenté sociabilizar con otras niñas, para ver si yo también podía participar de sus juegos. Y finalmente, pude. Aunque me aburrí muy rápido de eso.
Por lo menos me quedaba en el disco duro, que si me lo proponía, podía ser igual que todas las de mi especie. Pero nunca me atrajo eso. Hasta el día de hoy, que estoy entrando en la adultez misma, me da por ser igual que las demás. Nunca me ha importado una raja andar vestida a la última moda, o andar pelando a las personas porque no tienen ropa de marca (lo que sí, a veces comento un poco, si la ropa se le ve bien o mal)....
En fin, soy una mujer extraña. Pero no por eso, menos interesante que otras. Sólo que prefiero sacarle partido a las cosas que realmente importan, antes que a la apariencia misma, porque eso es algo que no durará por siempre (a no ser que me embalsame o me haga un millar de cirugías plásticas).
Eso, con respecto a lo que me recordó el texto vago de ese niño.

Este año, no he dibujado tanto como antes, simplemente, porque no he tenido mucho tiempo, o porque he intentado hacer algo, que al final no me convence, y se termina yendo al basurero.

Tampoco he hecho algo para tratar de cambiar mi situación amorosa, aunque eso no es tan relevante (en realidad, nada de lo que pongo acá es de vital importancia)... Prefiero no seguir entrando en detalles.

Y bueno, académicamente, he estudiado más. Espero poder aprobar todos mis ramos porque no me quiero atrasar en la universidad...

Y con respecto al blog en sí, pues, que es terapéutico. Acá escribo todo aquello que realmente siento, aunque sé que alguien me lee, y supuestamente esto era como un "reducto privado", de todas aquellas cosas que se me iban ocurriendo, y que iba tipeando sin necesidad urgente, pero al menos, para tener un registro de mis pensamientos pasados.
Leyendo el blog, me he percatado que he cambiado varias opiniones, lo cual no es malo. Por el contrario, es un indicio de progreso en mi persona... Y bueno, un avance más dentro de mi desorden cerebral.

Eso, por ahora.

pd: si alguien se interesa en leer los textos vagos de este niño, hagan click aquí

No hay comentarios.: